Tenemos mucha información. Mucha, muchísima, demasiada.
En todas las librerías -ya sean gigantescas o chiquitas y encantadoras como la de Meg Ryan en Tienes un e-mail- hay una sección completa o al menos un estante combado por el peso de los libros dedicados a la "Maternidad" (¿alguien vio, alguna vez, un sector rotulado “Paternidad”?). Cada vez hay más programas de televisión y se publican más revistas donde los pediatras, psicoanalistas, gurúes y "especialistas" de diversas áreas se jactan de tener la pócima mágica para desenredar el complejo proceso de ser madres.
Lo que pocos parecen preguntarse es si es necesario desenredar algo, si la complejidad del rol y sus dilemas no son parte misma de la maternidad.

Lo que pasa es que, más allá de sus buenas intenciones, los consejos y recomendaciones de los "especialistas" encubren la convicción de que existe
una sola manera correcta de hacer las cosas. Y esa manera no es tan distinta a lo que siempre se consideró que una buena madre debería ser y hacer. Por debajo de la variedad subyacen los mitos de la madre santa, estándares inalcanzables que nos someten a una exigencia extrema y nos hacen sentir culpables. A pesar de todos los cambios en la sociedad, de los nuevos roles que cumplimos las mujeres, todavía vivimos en un paradigma en el cual de nosotras depende todo lo
bueno y lo malo que les pueda ocurrir a nuestros hijos. Visto así, ser madre es
una tarea peligrosa. Al pensar que nuestros actos dejarán una marca indeleble
en nuestros hijos nos recorre un terror indescriptible: ¿Estaré haciéndolo
bien?... ¿Seré una buena madre?
Como entendemos que a todas nos pasan más o menos las mismas cosas, en este blog no verán levantarse deditos acusadores ni encontrarán recetas infalibles. Vamos a conversar sobre la experiencia real de ser madres, con todos los matices que eso implica: ternura, dedicación, amor profundo... y también dudas, conflictos, culpa y temores que vienen en el combo con los hijos. Más que una pócima mágica, lo que tenemos es un caldero lleno de preguntas que nos ayuden a pensarnos como madres, a aceptar nuestros errores y a encontrar alternativas para resolver las partes más áridas de este viaje alucinante.
Mientras tanto, relájense y disfruten de este video divertidísimo, "Qué difícil es ser una madre progre" según Roxi:
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